¿RESPIRAS?

#respiracion#respiras#yoga#consciencia#meditacion#saludemocionalenlaempresa#

Una gran parte de la población, especialmente en occidente, no respira bien debido especialmente al estrés y a un estilo de vida marcado por un uso exceso de la tecnología y por las largas horas sentados en ambientes cerrados y en ciudades cargadas de contaminación.

La respiración es vida, pura vida, como dicen en Costa Rica. No respirar implica morir en un corto espacio de tiempo, pero no hace falta dejar de respirar para morir, también podemos morir poco a poco si no prestamos más atención a nuestra respiración. La respiración es expansión, es movimiento. Al respirar alimentamos a nuestro cuerpo de energía. Si, energía, ¿Te has preguntado alguna vez cómo es que estamos vivos?, ¿por qué nos movemos, pensamos, hablamos, corremos, andamos?, ¿quién mueve todas esas energías? Nuestro corazón nos da la vida todos los días. Es como una gran batería que no deja de funcionar día y noche, día tras día. Cuando nacemos, es decir, cuando salimos del vientre de nuestra madre, lo primero que hacemos es tomar nuestra primera bocanada de aire. Ésta nos conecta con el universo y con nuestro corazón. Para convertirnos en seres individuales y autosuficientes, ya no necesitamos el cordón umbilical. Ahora, con esa primera respiración, hemos activado nuestro sistema energético para toda nuestra vida.

¿Cómo respiro? Es la primera pregunta que debes hacerte. Simplemente, dedica tiempo a observar y oír cómo respiras. La respiración es la base primordial de nuestra existencia. Es el centro del mandala, y desde ese centro se expande al resto de nuestra vida.

Si inspiras con profundidad, notarás cómo desde el centro del tórax, todo tu cuerpo se expande, no sólo el pecho. Al activar tu diafragma, tus pulmones y tu corazón, dicha expansión se transmite a todo el cuerpo, desde la coronilla hasta la punta de los dedos de tu pies, y cada poro de tu piel se abre, incluso los pelos de tus brazos y piernas se erizan o mueven.

Respira y cuando te olvides acuérdate de que respiras.

Robert Brown